Asentamiento de Parque La Vega: preocupa el estado de precariedad en la que viven sus habitantes
Un censo realizado por la Universidad Nacional de Salta dejó en evidencia la deplorable situación social que afrontan las familias. Además de la precariedad, las familias deben enfrentar la discriminación.
Un grupo de estudiantes y docentes de la carrera de Antropología y de Análisis de sistemas de la Universidad Nacional de Salta llevaron a cabo un censo en el asentamiento Parque La Vega, en donde los resultados dejan de manifiesto una situación preocupante: hay 1.207 personas, y que la mayoría son mujeres junto a niños, niñas y adolescentes. La familias afrontan la precariedad, la persecución policial y la discriminación.
El censo realizado en el asentamiento ubicado en la zona sur de la ciudad, entre los barrios Ampliación Parque la Vega, San Calixto, San Remo y Scalabrini Ortiz, registró 346 carpas, donde habitan 1.207 personas, 669 son mujeres, hay 536 varones y 2 adscriben a otra identidad de género. Hay 195 niños y niñas entre 0 y 4 años, y 342 de entre 4 y 12 años
Según el estudio, las familias habitan el lugar en condiciones de extrema precariedad: la mayoría de las viviendas consisten en carpas precarias de polietileno o, en algunos casos, casillas de madera y plástico asentadas sobre el piso de tierra. Durante las lluvias la gente sufre destrozos y anegamientos, y en los días de sol, las altas temperaturas.
Las familias no cuentan con ningún servicio básico. La provisión de agua se realiza por medio de una manguera de uso comunitario y se traslada a las precarias viviendas en tachos y bidones.
En el censo varios habitantes relataron que al principio varios vecinos de otros barrios circundantes les permitían la conexión de mangueras para proveer de agua al asentamiento, sin embargo, cuando el personal policial les dijo que era un delito lo que estaban haciendo, les negaron el acceso al agua. En la actualidad hay un solo vecino que les permite conectar la manguera de donde se deben proveer todos los pobladores.
En el lugar tampoco hay energía eléctrica. De noche los asentados utilizan velas y linternas a pila. Los alimentos se cocinan con leña y carbón, salvo casos excepcionales en que cuentan con una cocina conectada a garrafa de gas. Las familias cocinan de forma colectiva en un fogón a leña y en un horno de barro. Diariamente asisten a comer gran parte de los niños y niñas y personas en condición más vulnerable, y otras retiran la vianda para comer en sus carpas.
Además, solo cuentan con letrinas y «debido a la cantidad de personas que las utilizan, los pozos se van saturando y se deben cavar nuevas. Con el correr de los meses se han realizado numerosas letrinas. El servicio municipal de recolección de residuos no levanta la basura del asentamiento, por lo que se debe quemar periódicamente», señaló el informe que difundió Salta 12.
El estudio reveló que 519 personas residentes en el asentamiento están estudiando. La mayoría son niños, niñas y jóvenes, y hay adultos y adultas que continúan sus estudios, en algunos casos en el nivel terciario y universitario.
En relación a la actividad escolar, al no poseer conectividad, muchos estudiantes quedaron desvinculados de las instituciones educativas durante la pandemia. Otros lograron proveerse de servicio en casas de familiares o amigos, pudiendo tener algún tipo de actividad pero con muchas dificultades. Se registraron casos en los que las escuelas primarias proveyeron de cartillas impresas en papel a los estudiantes, lo que facilitó el cumplimiento de las tareas.
En cuanto a las condiciones ambientales del asentamiento, el censo concluyó que no reúnen los requisitos mínimos de un espacio saludable: «hay ratas, ratones, cucarachas, arañas, mosquitos y moscas en abundancia. En algunas carpas se encontraron alacranes, los que fueron guardados en botellas».
Ante situaciones críticas de enfermedad la gente acude a centros de salud de los barrios colindantes, aunque según manifestaron en las entrevistas «algunas veces no se los atiende por pertenecer al asentamiento». En la toma tienen una “salita” de lona donde enfermeras o estudiantes de enfermería del asentamiento toman la presión y la temperatura a las personas que no se sienten bien y les realizan primeros auxilios.
El informe señala como un episodio traumático, especialmente para los niños y niñas, la represión del 25 de agosto. «Muchos sufrieron heridas de bala de goma en diferentes partes del cuerpo, algunos con lesiones graves y con consecuencias en los ojos».
«En semanas posteriores se produjo la detención de Yuthiel Alderete, que era el vocero de las familias del asentamiento, quien actualmente continúa preso», detalló el relevamiento. Sumado esto a la discriminación social de los vecinos aledaños, y a la violencia general que agudiza la situación de vulneración de derechos, el estudio recomienda «atender de manera urgente la situación habitacional de las familias del asentamiento».